Las historias nunca retroceden.
Pero un hombre puede retroceder,
como retrocede a veces la vida,
aunque parezca lo contrario,
para dibujar de nuevo una aurora,
un rostro, una noche
que no tuvo tiempo de emerger.
Todavía no hemos aceptado
que el tiempo juega en múltiples sentidos
y tiene dos movimientos por lo menos,
como el pensamiento o el amor.
Hasta esa metáfora que es todo calendario
reclama otra lectura,
porque todo momento o fecha es como un cero
y todo cero es el comienzo de dos cuentas
o quizá de muchas más.
Lo mismo ocurre con el punto:
todo punto es el germen de una flor
que se abre hacia todos los sentidos,
también hacia el pasado,
también hacia sí misma.
["32", Undécima poesía vertical, Roberto Juarroz. Imagen mía]
0 andantes dijeron:
Publicar un comentario