03 abril, 2012





[Imagen: Cerro de San Pedro, marzo de 2012]



¡Saludos!

15 agosto, 2011

Sucede que la vida sucede.

Estoy temblando.

14 agosto, 2011


Estoy releyendo el Quijote. Es lo más ñoño que podría hacer antes del examen. Ayer, que me levanté a las cuatro treinta y siete de la mañana (me tomé una pastilla y ya no pude dormir), pensaba seguir con la lectura pero, más bien, me quedé pensando en qué bonita era la locura del Quijote. Es decir, el llevó al extremo algo que nosotros hacemos a diario: dejar que los mundos mentales que construimos con las narraciones afecten la realidad. 
Porque, por supuesto, no es lo mismo ver brazos de gigantes en las aspas de un molino, que crearnos un recuerdo compartido cuando alguien adereza la anécdota de un viaje, o de un suceso dramático o gracioso. Pero en esencia, lo que permanece es la imaginación y, ante todo, la creación del receptor que, junto con la nuestra, llenan de matices una historia. 

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Hay un anclaje, siempre. Supongo que no puedo salir a la calle a convencer a todos de que todo el mundo existe porque nosotros lo significamos y en ese proceso, también, lo imaginamos. Que en algún punto, cuando tengamos sesenta años y estemos recostados en una cama recordando nuestra vida podamos dotarla de belleza o de dolor, porque podemos elegir, de alguna manera, el punto de vista. Y que todo parte de cómo nos narramos a nosotros mismos y cómo narramos al mundo. 

Por eso hay gente cuyo talón de Aquiles son las personas con una gran imaginación. Los que pueden transformar con las palabras un momento cotidiano. Los que pueden expresar el dolor de forma bella, los que hacen en la vida pequeños actos de magia...

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La primera vez que vi Big fish  intuí que transformar no era 'mentir'. La mentira implica que hay una 'verdad' y que ésta es inmutable. Y, aunque en algún punto no comprometerse con ninguna 'verdad' hace al individuo un navegante sin responsabilidad para con los otros, tampoco es que esa 'verdad' tenga que ser absoluta y para siempre. Y en estos terrenos tan filosos sólo podría decir que, en lo que sí creo, es en una ética de las intenciones. ¿Para qué hacemos las cosas? ¿Para qué transformamos?

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Nunca me he conformado con lo dado, con que me digan que las cosas 'son así'. Me gusta encontrar dobleces y me gusta imaginar. Eso no es ni lo mejor ni lo peor, es un rasgo de personalidad que me ha llevado a ciertas decisiones y que me ha metido en algunos agujeros de conejo.

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Crear no implica mentir, ¿o sí?

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Volví a ver, también, Heavenly creatures. ¿No había tanta 'verdad' en su fantasía como en su 'vida real'? ¿no eran las motivaciones de los personajes tan verdaderas en la fantasía como en la vida real?

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Tenemos que sostenernos en el mástil de la 'realidad', lo que sea que eso signifique. Algunos nos conformamos con ser amarrados y, entonces, poder así oír de lejos a las sirenas, sin riesgos aparentes. Y digo sin riesgos aparentes porque, llegando a tierra, el canto ya nos habrá transformado. La belleza no puede dejar ilesa a la realidad. Nunca.




12 agosto, 2011

¿Saben? Había escrito una entrada sobre la belleza de la que me han colmado varias personas por estos días. Ya sé, esta línea suena bien cursi. Luego pensé que hay ciertas cosas (cierta belleza) que se tiene que quedar sólo para uno mismo. Eso sería parte de su encanto. 

La razón por la que escribo es porque estoy esperando al repartidor de la farmacia, es muy temprano y no puedo volver a dormir. Le diré que le aventaré las llaves y que, por favor, suba estas escaleras de la muerte para llegar a mi tercer piso y traerme la medicina necesaria. Porque, oh, sí, este fin de semana estaré resguardada como damisela esguinzada en el castillo. 

Es 'peculiar' la manera en la que la vida ocurre. ¿Les he dicho ya que esto de vivir me causa mucha extrañeza?

Este jueves había hecho planes. Tantos que el día no me alcanzaba. Y de pronto, tras una distracción terrible (ya sé, el drama, pero a poco no suena eso de 'terrible' bien incitador de la tensión) me caí por unas pequeñas escaleras de la biblioteca. No eran gigantes, eran pequeñas. No fue el cuerpo el colapsado, fue el pie y de una manera quasi inverosímil. El señorcito de Servicios Médicos me dijo que era lo mío un esguince rarísimo, que la gente no sufría esguinces así. Entonces me pregunté si yo  era un extraterrestre o algo no humano, pero el me dijo "fue usted muy original". Yo trataba de reír para no llorar de dolor, mientras me subían a la ambulancia. (Porque, debo aclarar, que alguien llamó a la ambulancia y ya ni pude agradecer a todas las personas que se portaron de veras lindas conmigo en cuanto me vieron caer estrepitosamente).

Me sacaron radiografías y yo sólo pensaba en las muletas, y en si tendría que traerlas mucho tiempo y si en las fotos de mi examen saldría con un vestido lindo y mis muletas. Y entonces lloraba más (bueno, no lloré, eso Ale y Liz pueden constatarlo), pero si me sentía triste. Cuando le conté esto a mi hermano empezó a reír mucho. 'Ante todo el glamour' dijo. No, contesté, ante todo, cómo cambia el recuerdo de algo que no ha pasado todavía. 

Y entonces, después de una odisea por radiografías, doctores, inyecciones y dolor, determinaron que no tenía roto nada y que fuera a casa a descansar y me haría más daño si me inmovilizaban la pierna. Así que pasaré estos días poniéndome hielo, tomando desinflamatorios y analgésicos y...leyendo. También viendo películas, pues oigan. (Debería, ahora que tengo tiempo, armar mi ponencia para San Luis Potosí, pero bueno, necesito libros para eso y no puedo ir a la biblioteca...)

Mientras todo eso ocurre, o bueno, mejor dicho, entre suceso y suceso, quizá busque la plantilla de un nuevo blog porque- esto quería decírselos en cuanto tuviera fecha de examen- voy a abandonar este. No sé aún si conservarlo en la red o sólo eliminarlo. Pero creo que ya es hora de otra cosa. Es decir, puedo seguir escribiendo sobre cosas que me importan, pero quizá ya no en este tono tan 'intimo' que siento, ya se agotó. O no, quizá no y me acompañará siempre, pero probaré algo más en el camino. A lo mejor nada más para saber que tenía que volver. En fin.

No es 'la' noticia. Pero, como hemos comentado, en el entendido de la épica personal los acontecimientos tienen para nosotros diferentes intensidades. A este blog y al que en su momento fue el "Pequeño equívoco sin importancia" (cuya dirección era esta misma, y que ahora tiene otra y que pondré por pura nostalgia en algún post venidero) les tengo un cariño insospechado. Gracias a estas letras he conocido personas que sí, cambiaron varios aspectos de mi vida. 


Ya me estoy poniendo cursi (y eso que acabo de eliminar un párrafo), el repartidor está esperando y en algún momento me iré a la cama a tratar de dormir. También tengo que hacer una llamada para ver si una amiga va a la facultad a hacer un trámite, pero veremos como acomodamos los factores. 

 Saludos muchos, queridos tres lectores. 

(esa fue una rima involuntaria)

S.









03 agosto, 2011

Han sido semanas confusas e intensas.

Piso base para decir que el mundo es diferente ahora que sé que vendrá Beirut.


Ahí nos vemos. 


http://www.lifeboxset.com/primera-plana/beirut-en-mexico-2/


29 julio, 2011

No encuentro un comprobante IMPORTANTÍSIMO para seguir los trámites para el examen. He volteado el cuarto -y de paso, arreglado el librero- ya no tengo energía. Encontré una carta que no sé si le di a  mi abuela. Entre sus letras, decía esto:

Uno no se forma sin la influencia de los otros. Al ver tu rostro en la foto no puedo sino pensar cuan importante has sido para mí. Que la sensibilidad que tienes sigue influyendo en la forma en la que veo las cosas.
Sí, abue, una ha vivido porque ha experimentado, pero también porque ha dejado algo en la vida de los demás, y tú lo has hecho. 
Todo se vuelve inmensamente extraño cuando no sabes a qué dirección mandar algo que se quedó perdido en el tiempo...

26 julio, 2011


Desde hace algunos años no leo poesía. Es decir, no leo poesía como lo hacía antes. Lo primero que se me viene a la mente es pensar en por qué dejé, hace mucho, mucho más años, de ensayar los acordes azarosos de nocturnos o sonatas que aún conservaba en mi memoria. Por qué, también, los había dejado perder. 
Sí, leo. Pero no leo con el mismo arrojo. Leo a cuenta gotas, para no olvidar que si descubres algo en un poema es porque  ya lo llevas dentro.

He decidido leer diario por las noches. Sí, poesía. Repaso el filo de los libros y me pregunto si ya estaré preparada para tanta lucidez. 

25 julio, 2011







Hay personas que no quiero que se vuelvan sólo recuerdos.




Pero la vida no pregunta nada.

Da y toma.

15 julio, 2011



Pienso en la muerte. Pienso que la vida tiene que ver inexorablemente con la muerte. Pienso en que aquello ya me lo habían dicho o lo había leído en algún sitio. Ricardo me dijo un día, cuando regresábamos del curso de guión, que le gustaba matar a sus personajes. Yo me le quedé viendo, hacia arriba, porque es un chico alto y me cedía el lugar para ir sentada en el metrobús, y  él me devolvió la mirada, me dijo: "sí, me gusta matar a alguno de mis personajes porque así los que quedan piensan más en su vida". 

Por aquellos días yo había llegado a la conclusión de que sí, nadie puede vivir conscientemente si no había pensado antes en la muerte. En su propia muerte. En morir. Y había escrito en algún lugar que, sin tragedias ni cursilerías, uno podía decidir morir. Pero si, pese a todo, decidía lo contrario, esa decisión sería mucho más consciente y valoraría mucho más la vida. Porque -pensé- la vida es un regalo -no sé de quién o para qué-  y uno podía decidir no quererlo. O quererlo más. 

Después me di cuenta de que pecaba de soberbia. Sí, está bien, ahora decido vivir pero... ¿y si la muerte llega intempestiva? ¿si un día que pensaba en ir al colegio me atropella un camión? ¿si ocurre un accidente? ¿si alguien lo propicia? Entonces no estoy preparada para morir. Pero entonces, querría decir que disfrutaría cada momento porque sabría que podría ser el último. Porque me sabría en un mundo en donde, a pesar de mis interconexiones con los otros, hay miles de cosas que escapan de mis deseos, voluntad y capacidad de acción.

Sé que suena, otra vez, a lugar común. "Disfruta cada momento porque no sabes si será el último" pero, pero, es verdad. Y a lo mejor no se trata de disfrutar cada momento sino de VIVIRLO (porque, a ciencia cierta, no se "disfrutan" todos los momentos, porque no todo en la vida es "disfrutable"). Vivir cuando alguien te acaricia desde el otro lado de la cama, vivir una noche fría calificando exámenes, vivir una tarde de películas con tu roomie, vivir despertar una mañana en casa de una amiga y escuchar una sonata de Beethoven desde el departamento del joven pianista del segundo piso, vivir el abrazo de tu hermano, vivir las historias que cuentan tus tías mientras preparan café, vivir el abrazo de tu primo pequeño, la salida de tu prima, la conversación que tienes con un hombre que un día te transcribió un cuento breve de Asimov por celular sólo porque no tenías luz y querías que alguien te diera una historia para irte a dormir tranquila...

Pienso en la muerte. En que los pedazos de carne con los que nos alimentamos a la hora del desayuno o la comida fueron parte de seres que estaban también vivos. En que las plantas también estuvieron vivas antes de formar parte de nuestras ensaladas. En que no hay escapatoria: todo tiene que morir. Pienso en nuestros cuerpos que se descompondrán en ataúdes y a pesar de la madera serán alimento de no se qué clase de gusanos. 

Todo tiene que ver con iniciar y acabar cosas, ciclos, vidas. Todo tiene que ver con ser y dejar de ser, convertirse o transformarse. Todo tiene que ver con movimiento. Y, como los románticos, pienso en analogías de la naturaleza: el mar, las olas, los ríos, el día y la noche, las estaciones del año...

¿Qué es lo que el universo te quiere decir?

***

Alguna vez, en algún seminario sobre oralidad, Pedrosa hablaba sobre los héroes y sus características. Decía que un héroe era un intérprete. Un heroe clásico, moderno o posmoderno: tenía conocimiento y con ello la labor de interpretar. Puso muchos ejemplos, pero ahora recuerdo lo que yo pensé mientras decía esas cosas: "¡Claro, por ejemplo, Dr. House es un héroe posmoderno y por supuesto que es un intérprete: el cuerpo da los síntomas y él saca un diagnóstico...es acertado y salva la vida de su paciente (que, dicho sea de paso, es la misión "heróica" del doctor). CSI, The mentalist. Intérpretes. 


***
He hablado también, muchas veces, de la "Épica personal". La narración que hacemos de nosotros mismos, de los obstáculos terribles,  los villanos malvados que, por ser los más malos malísimos, nos dejan a nosotros como los más buenos buenísimos puesto que, por supuesto y desde nuestro punto de vista, los hemos vencido. Porque aunque hayamos perdido, ganamos. Porque el punto de vista de nuestra historia nos va a "ensalzar"...porque uno es narrador y no hay objetividad. (Y que no la haya nunca...)

***
Describimos. Interpretamos. Nos dolemos. 

[Y somos héroes de nuestra historia e intérpretes del mundo y los personajes con los que vivimos o a los que amamos]

Y la saga llega, llegó, llegará a un fin.

***

Hoy G. Me dijo que el hecho de que mi abuela no estuviera físicamente aquí no significaba que dajara de existir. Yo pensé en aquello de que "se lleva en el corazón, en el recuerdo, en tus actos" y demás sentencias que ya había escuchado por allí. Pero no pensé en lo más natural: la matería, la energía, no se crea ni se destruye...

En ese sentido ella "no se acaba" dejo de ser para ser otra cosa. No sé que cosa. Pero ahora, también es.

***
Dejo este video que vi hoy. Es parte de el último capítulo de "Dinosaurios" una serie que yo y mi hermano veíamos de niños. No recordaba el final. Ahora me parece conmovedor y con un cuestionamiento intrínseco sobre la muerte... a ver qué les parece. 


Podría seguir escribiendo porque hoy tomé mucho café.


Pero mejor ya no los torturo...







13 julio, 2011










"¿No es la vida del individuo acaso tan valiosa como la de toda la especie? Cada hombre es un mundo que con él ha nacido y con él muere; en cada tumba yace una historia universal."

Heinrich Heine

De la tierra que vuelve

De la tierra que vuelve
Cedros de Líbano
 

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