12 septiembre, 2010


XXVI

La canción de la noche te sorprendió callado.

El mundo puso a tus pies su música incansable.

Frenético, con el semblante descompuesto por la fiebre,

comenzaste a transcribir el adagio de astros que se

deshacían en la otra pieza,

El scherzo de un árbol contra otro, el prestissimo de tu

respiración condenada.

Ángeles curvos llevaron tu vigilia hasta laberintos de

pausas y graznidos, lejos de la clemencia y los lineamientos

de la razón.

Un águila cruzó los Alpes y llegó a posarse sobre tu hombro.

Dos arcoíris se proyectaron en el espejo.

Una catarata brotó de una sortija y con esas visiones

construiste los arabescos que muchos fariseos tardarán

siglos en descifrar.

Pero también hicieron su entrada los demonios.

Sus oratorios te llenaron el pulso de basiliscos

Y los bolsillos de táleros, relojes y papel pautado.

Te ordenaron huir y saliste con el pecho desnudo a la

tormenta.

Sin saber cómo llegaste a la mitad de un puente y las

voces que roian tu crebro hicieron posible la caída.

En el fondo del río escuchaste por última vez la música

de tu alma y del sumidero de los ahogados se desato el

olor de la inocencia.

Una red te hizo salir a la superficie.

Un pescador te subió a su barca.

Las voces de ángeles y demonios había cesado.

Sólo se oyó la tuya que clamaba:

--¡Debo obedecer a los dueños del silencio!

¡No soy digno del amor de Clara!

Al regresar, ya te esperaban en tu casa los enfermeros.


La niña Clara, encinta nuevamente y dichosa por tu

regreso, te aguardaba en la puerta con una naranja y un

ramo de violetas.



[Francisco Hernández, De cómo Robert Shumann fue vencido por los demonios]

[Foto: "Clase de piano" Tecamachalco, Puebla, mayo 2010]




8 andantes dijeron:

Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
ángel dijo...

Gracias por este fragmento del libro, todo un clásico, del maestro Francisco Hernández. Un gusto andar por aquí.



Saludos...



PD ¿Es Shumann, como le escribiste, o Schumann?

Sybila dijo...

Es Schumann Ángel, Schumann... gracias por la observación y por tu paso aquí. Siempre bienvenido.

Saludos =)

Sybila dijo...

Anónimo: And paced upon the mountains overhead/And hid his face amid a crowd of stars. (Yeats)

Anónimo dijo...

Patético, de cualquier forma, decirle al otro lo que siente habiendo una pantalla de por medio.
(Badillo)

Sybila dijo...

...how Love fled / And paced upon the mountains overhead/ And hid his face amid a crowd of stars...

Antónimo dijo...

Sam, ya no des margaritas a los cerdos.

¡oink, oink! dijo...

Chinga tu reputa madre, antónimo

De la tierra que vuelve

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