Dejo de esperar a Godot

En la habitación contigua se oye un tango. Y lejos, muy lejos, los ruidos de cohetes en honor al ¿aniversario? de la virgen de Guadalupe. En otro punto de la ciudad, una amiga trabaja con las calificaciones finales de sus alumnos y me invita a que haga trabajo con ella...como en los viejos tiempos. Tengo ganas de ver Ridículo y de entregar mis reseñas limpias y completas para el curso. El lunes si todo sale bien, cenaremos chapatas con champiñones y queso, y veremos al amigo - estoy segura de que él es mágico- de mi roomie. Ambos me ayudaron en noviembre con las calaveras y, aunque ya hemos comido juntos para celebrar eso, cualquier pretexto está bien para convivir y desearnos feliz año y todas esas cosas que a algunos parecen absurdas pero que a mí me hacen muy feliz.

Hoy M. me acompañó por unos calcetines divertidos para el intercambio de Navidad y...salimos con un arsenal de peluches. Ella para su hermano y yo para mi sobrina -la que ya nació- y mi otro sobrino-sobrina que está por llegar. El cocodrilo de peluche que ahora tengo está todo tierno y, por ahora, le hace compañía a Gonzalo.

Todo está cambiando y yo siento una especie de vértigo. Fue un fin de semana largo. Esperando llamadas, recordando cosas, sí, también en algún punto de la noche, llorando. Pero me desperté con la certeza (y de hecho a las seis de la mañana con una llamada desde Francia) de que las personas que quieren estar, están. Aunque vivan en Europa, o compartan la casa conmigo, o trabajemos juntas, o residan en otro estado de la república, o me hayan visto tres veces y, ahora, se preocupen también por mí. Las personas que quieren estar, están.

Aunque sea por un sólo día.


This tale is over. And I really decide to forget it all. Is not simple but not impossible. I only know that time is time and the brain also gives up. The mind forgets and is not as fast, but I can help it... specially when heart doesn´t want more pain.