La cultura, en la base de la cual se encuentra, como hemos intentado apuntar, el símbolo, sería aquello que nos provoca la herida al arrancarnos irremediablemente de la naturaleza o del paraíso de la inconsciencia; pero sería también, y al mismo tiempo, el bálsamo que sin llegar a curarla completamente, restableciendo o realizando la supuesta unidad originaria, mantiene los labios lo suficientemente juntos como para impedir que nos desangremos, y lo suficientemente separados como para permitir que vaya supurando.
Garagalza, Luis, "El símbolo en la actualidad", Identidades culturales, Universidad Deusto, Bilbao, 1996. p. 123.
1 andantes dijeron:
lindo dibujo
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