Día uno

Pensé que estaría melancólica. No sé, viendo videos y fotos y recordando las muchas historias que viví en ese departamento. (En realidad iba a poner "miles", pero tampoco fueron tantas... eso sí, tres que cuatro -o cinco- memorables hasta indecibles puntos.)

Pero no. La vida me vuelve a demostrar que, simplemente, las cosas pasan. Hay cambios que se hacen gradualmente, hay otros que son de sopetón y pues, agua va, aunque sea con flotadores.

En realidad estoy emocionada, mucho. Después de que fui por mis discos -sí, no puedo vivir sin mis discos y aunque son pocos los extraño muchísimo- me encontré con los chicos con los que voy a vivir. Íban por un garrafón de agua, y yo, después de bajar del taxi, los acompañé. Nos dividimos el monto entre tres. Luego, nos dirigimos hacia el cuarto -mi nuevo cuarto!- y el chico se ofreció a ayudarme a poner las cortinas -lo cual, ciertamente, agradecí mucho.

Tomamos un poco de agua en el comedor, reímos un tanto y nos pusimos de acuerdo con el horario en el que cada quien se bañaría de aquí pal real.

Me siento muy bien en el cuarto.

Es grande,

G R A N D Í S I M O

Ya dispuse el área de la cama (que está iluminada con luz blanca) y el área de estudio (que está iluminada con luz amarilla)... pero tal vez cambie las luces, porque como que la blanca me gusta más.

Una caja de libros sucumbió por el peso y ahora están por ahí Bellatín, Pávic y Juarroz en el piso. Mañana los levantaré.

Mi Frankestein de computadora -asesoría de Carlitos mil- funciona bien y ya está acomodada.

Mañana pondré cuadros.

Pasado empiezo a revisar mi trabajo pendiente.


El sábado hay una fiesta ochentera y tengo un curso que me gusta mil.




Y... pues nada, el pasado no se borra, pero que bonito es que a uno le gusten las cosas que está haciendo en el presente.



Ajáp.



Adiós: teléfono negro que sonaba a alarma de bomberos. Cuarto con vidrios peligrosos. Noches interminables de cerveza. Y whisky. Y vodka. (Ocasionalmente, pues.)

Adios maridas inconformes con todo; tipos zombies del cuarto piso... adiós llamadas del mudo; respiraciones de ex novios cobardes del otro lado de la línea.

Adiós... señorsitos buena onda de la farmacia. Gardenias muertas. Noches de trabajo para el Instituto de Monterrey.

Adiós -aunque no tanto-también a las vecinas amigas.

A las mamás de las vecinas amigas.

Y a los hermanos de las amigas.

Que extrañaremos. Y que amenazamos con visitar.

Y que -ocasionalmente- vendrán a ver peliculas ¿no?


Adiós Jardinero guapo. Hombre turco que jamás sabré si era norteño. O francés. Qué más da, me sonreía en la mañana cuando yo iba a inglés.


=)



Y pues... bienvenidas las nuevas historias.

Se abre otro telón.

Lara lá, no me importa el lugar común, lara lá.


[Si sí, pintura de Van Gogh]