Quisiera entonces

no decirte insistentemente

que me gustas demasiado.

Que me gusta la manera en que dices "mucho mucho" y ríes.

Que me encanta tu pierna sobre mi cadera

y aun más,

las enchiladas suizas a las dos de la mañana.

Que me gusta lo determinante que eres a veces

y a pesar de eso,

que tiembles cuando me miras

y casi sea un reflejo de mi blusa -aunque no tanto-


el rubor de tu mejilla sobre mi cintura.


Quisiera decirte

aunque vamos, no insistentemente,

que me fascina tu manera de caminar

y que me hables algún día a las diez de la mañana

y me digas: ¿Te desperté?

y yo te diga sí, estaba enredada todavía en las sábanas.


Me gusta también que desaparezcas y desaparezca,

pero que no lo hagamos demasiado,

y otro día llames y me digas

te recuerdo,

y salgamos a caminar como en cualquier tarde.


Me gusta el recuerdo que te vuelves,

Lo errante que me vuelvo sin tu nombre,

que seamos la pareja tomada de la mano

sabiendo que el rumbo del juego

es no tener rumbo,

y que no están preocupados por volver....

[Nota: imagen de HenriCartierBresson]